Nadie podía imaginar hace un par de días que el maratón olímpico, tanto en categoría masculina como en femenina iban a tener estos desenlaces.
Por un lado, el maratón masculino, ganado por el etíope Tamirat Tola con un tiempo de 2:06:06. Es decir, récord olímpico en la distancia de Filípides. Un récord que nadie esperaba por la dureza del recorrido conseguido por un atleta que no entraba en las apuestas, porque entró en la selección de Etiopía sustituyendo a Sisay Lemma, lesionado en el isquiotibial hace una semana.
El podium olímpico lo completaron el belga Bashir Abdi, que fue plata, y Benson Kipruto, que se colgó el bronce.
Os preguntaréis dónde están Bekele y Kipchoge. El primero acabó en la posición 39. El segundo se retiró en un momento histórico para el atletismo mundial. Pasado el kilómetro 30 el atleta keniano comenzó a andar. En el 31 se paró a esperar al último corredor. Una vez superado, lo aplaudió, se quitó las zapatillas, las lanzó al público entre vítores y se subió al coche escoba. Y ahí se acabó el sueño olímpico de Kipchoge y el de muchos de los amantes de este deporte.
En el maratón femenino se siguió prácticamente el guión pautado. Tras el bronce en los 5000 y en los 10000, la neerlandesa Sifan Hassan entraba a la Explanada de los Inválidos liderando los 42K. Cruzaba la línea de meta al esprint en un tiempo de 2:22:55 y conseguía, como ya pasó en el maratón masculino, el récord olímpico. Con la miel en los labios se quedó Tigst Assefa. Completó el podio Hellen Obiri.
No será el maratón olímpico, pero tú también puedes correr 42K en París. Más información, aquí.
